jueves, 2 de agosto de 2007

El hijo del fútbol.


Existen tres formas para transportarse, dependiendo la generación. Los jóvenes andan en bicicleta, los adultos prefieren el coche y los más viejos van en lancha. Colectivamente, el tranvía es lo más recomendable y gana protagonismo al autobús. El sonido constante de sus campanazos decoran el viento cada vez más frío que envuelve la ciudad, confundida en villa y disfrazada de comarca. La humedad conspira y los canales de agua conducen a la historia, en cada casa y esquina. No es monumental, más bien se declara discreta y por lo tanto secreta.


En cualquier banqueta pudo haberse decidido o planeado algo . Y desde cualquier ventana Van Gogh y Rembrandt lo colorearon todo. Las fachadas de las casas son iguales, solo cambian las dimensiones y los interiores, lo mismo pasa con sus habitantes. Que por cierto hablan poco pero caminan mucho. Uno de los deportes favoritos es el silencio y el pensamiento se ejercita en el campo de la lectura. Consumen tantos libros por persona, como partidos de su selección al año, cerca de diez.


Una extraoridnaria campaña de solidaridad, promovió este verano el amor de los holandeses y visitantes por la ciudad: "Yo soy Amsterdam (en español)" ; la leyenda está escrita por todas partes y cobre simpatía con la conjugación al inglés del verbo ser:
"I am...sterdam"... haciendo del lugar un organismo vivo. El respeto con que la gente trata a su ciudad es envidiable, como si las calles fueran el patio de su casa. La mayoría de los holandeses viven en la ciudad y duermen en la casa, de tal forma que cuando uno llega es como si estuviera metido dentro de la sala y el comedor.


Por más que buscamos el color naranja mecánico de su equipo nacional, es difícil encontrarlo. Lo tienen bien guardado en el corazón. Aunque al atardecer siempre y cuando no esté nublado, el anaranjado se descubre iluminando el cielo, pintando la nube y dando densidad el aire.

El enorme crecimiento deportivo de Holanda en los últimos años, nos obliga a imaginar en los niños que juegan en la esquina de cada barrio a los futuros tenistas, nadadores, futbolistas, ciclistas y patinadores olímpicos. No es raro pensar que el chavito que tenemos enfrente pateando un balón justo ahora; cueste 50 millones de euros para el Milán o el Barcelona dentro de cinco años, tampoco es ilógico ver pasar una medalla olímpica al lado de nosotros.


La actividad física convive con la rutina del holandés, formando atletas de la mente y el cuerpo todos los días. Aprovechando la cercanía llegamos a los rumbos del Ajax, patrón de la ciudad y motivo de identidad urbana. Sólo el verde del campo, las líneas de la banda y la sencilla construcción nos recuerdan que estamos en las instalaciones de un club de fútbol. Pero detrás de esa sencilla fachada se esconde el laboratorio futbolístico más grande del mundo.


En búsqueda de la fórmula para el jugador perfecto, los científicos van disfrazados de entrenadores y los entrenadores de maestros. Mezclando el fútbol con la genética infantil y juvenil, construyen cracks desde los ocho años y diseñan campeones europeos a los dieciocho. Lo que sucede allí es increíble, lo niños mas dotados asisten al colegio de fútbol donde además estudian otras materias, como parte de su formación integral y sin olvidar por ningún motivo la esencia de la escuela; aprender para servir.


Apenas hay diferencia entre el profesor de literatura y el de fútbol. Es tan divertido estudiar como jugar y las tareas deben ser una obligación inolvidable. Imagine usted la libreta: "leer dos capítulos del libro de historia, terminar las ecuaciones de matemáticas, preparar tres tiros libres y traer los remates de cabeza para mañana". Así no hay quien sufra, el rendimiento del éxito está asegurado. Y en Guadalajara hay quien se quejaba por las ocho horas de trabajo obligatorias. En la cancha de fútbol la ley Bossman, la globalización y la comunidad europea cobran sentido como en ningún otro lugar del pequeño país. El club Ajax es una transnacional de futbolistas en casi todas las edades. Asiáticos, sudamericanos, centroamericanos, africanos y europeos del este y del oeste conviven todos los días en los libros y el entrenamiento. Alimentando la cantera más poderosa del mundo y el semillero mas fértil también.

La alineación se forma con un ruso en la portería y dos gemelos franceses en la central. Un yugoslavo un italiano y un argentino en el medio campo. Y un japonés y dos brasileños en el ataque, junto con tres africanos que entran y salen por las bandas. El resto del plantel es holandés nativo, todos menores de 15 años. La multinacional adquiere tintes de escándalo cuando Van´reep, uno de los instructores juveniles nos presume su ultimo hallazgo.


Un interior izquierdo llamado Atilio Akimba Oliveira Ondeer, sus compañeros le llaman AAOO por la consonancia de sus iniciales. El acta de nacimiento es litigada en Italia, Brasil, Mozambique y Holanda. En la ascendencia del crío radica su espectacularidad para rematar y correr. La migración constituyó su origen y la mutación racial su futuro. Es un fenómeno, tiene 14 años pero parece de 21. Posee una cuarta parte de italiano, una de brasileño, otra de noruego y el porcentaje de Mozambique le viene por lo portugués. Construir el árbol genealógico del muchacho es tan complicado como haber imaginado su existencia. Las raíces vienen de colonias, barcos, puertos y escapatorias polítcas o sociales.


Fisicamente es indescriptible; entre el pelo, la piel, la osamenta y los ojos tiene tantos colores como abuelos. Pero futbolísticamente la descripción resulta exacta. Recorre el campo en menos de 15 segundos, con la derecha tiene una comba venenosa. Con la izquierda un cañón despiadado. Al tiro de esquina llega desde atrás con el estilo en el salto de Michael Jordan, rematando todo lo que se le ponga enfrente. La rapidez de su gambeta es casi tan veloz como su finta. Y la habilidad para manejar la pelota es igual a su destreza en el pase. Lleva ocho goles en cinco partidos y aún no tiene a Berlusconi, Florentino y Laporta detrás porque el Ajax prohibe la entrada de promotores a sus campos de entrenamiento. En su corazón aún de niño habita un poco de Etoó y algo de Ronaldinho o Maldini.


Los holandeses se han encargado de labrar su camino culturalmente y seguirán haciéndolo con la nobleza y la vocación por enseñar y construir. AAOO balbucea un poco el inglés, el resto de lo que dice apenas se entiende, aunque lo expresa con tanta inocencia que envuelve a cualquiera en su corta charla. Un superdotado, cuya única debilidad en caso de ser considerada podrían ser sus oídos. AAOO no oye nada, es completamente sordo. Un accidente acuático de pequeño le provocó la perdida del sentido y lo último que AAOO escuchó fue el motor de una lancha. Hasta el momento no parece ser impedimento para jugar y triunfar como el mejor de su equipo. El Ajax y el tiempo diseñaran su futuro. De vez en cuando Van Basten lo visita para enseñarle algo y saludarlo mientras constata su progreso. Una vez al mes el abuelo lo acompaña al estadio, Johan Cruyff le tiene especial cariño y con ternura platican de todo en la platea, aunque no AAOO no escuche nada.


La sordera desaparece cuando una carcajada salida desde el alma lo delata igual que el grito de gol. No tiene padres ni hermanos, pero tiene muchos compañeros y maestros en su única familia. Fué abandonado a los 3 años de edad a las puertas del club donde vive desde entonces. Es hijo del Ajax y por lo tanto del fútbol. Y así el deporte más popular del mundo adquiere paternidad sobre un niño más al que adopta como propio en la nobleza de una institución que siembra esperanzas y regala cracks a nuestro juego todos los días. Eso es grandeza y lo demás simples fuerzas inferiores.

Mientras tanto la noche cae sobre el bajo país y los holandeses salen a las calles con el paraguas en la mano, disfrutando de su luna que esconde el anaranjado de su mecanismo.
La gira empezó en Amsterdam, donde este año el futuro roba por algunos días la dimensión al pasado. Pregonando que todo empieza a partir de ahora. La tecnología se apodera de la ciudad y el centro internacional de convenciones se vuelve un gigantesco aparato en cuyas entrañas conviven millones de televisiones, circuitos, señales y japoneses. El motivo es la exposición europea de medios. En donde se encuentra desde un canal de televisión exclusivo para celulares, hasta un robot que conduce en un noticiario la sección del estado del tiempo con gran soltura. Desde aqui estaremos reportando para ESTO con el cariño de siempre. El jueves nos leemos desde Koeln (Colonia Alemania). un saludo desde Amsterdam su amigo Jose.

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